The idea for this exhibition emerged from the waters of the seemingly opposite hemispheres along which the latest works of Roberto Cortázar and Tori Pounds navigate. The first bases his pieces on an abstract aesthetic, bordering on the unrecognizable, but invariably speaking about the origin and creation of the figure, of the human being, of the universe. The second explores the romance in the mundane, and in the immediately discernible everyday scenes; sometimes figurative, other times staged. And yet, when placing the works of both artists side by side, a balance is perceived that is difficult to describe: the discovery of an improbable dialogue. It is after the fortuitous unveiling of said discovery that we become aware of the complicity shared by the works of these 22 artists. The attraction between opposite poles is evident in some, while in others, a transition is perceived that travels from the real to the imaginary, and allows us to meander through the rooms of this space in an elliptical manner, finding an evolution that shows it is through the narrative and the themes that we find coincidences between all of these artists’ works. Love, loss, hope, fear, vulnerability. These universal themes weave the narrative of the exhibition, and let us see that in the end, all of these artists speak about the same thing, that which lives between the earthly plane of the ephemeral day to day, and the celestial plane of the magical and abstract: the blatancy of being. Ourselves. The answer, perhaps, to the ultimate question of the meaning of life: art.
Text by Carlos Algara (Art House Director)
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La idea de esta exposición emergió de las aguas de los hemisferios aparentemente opuestos entre los que navegan las últimas obras de Roberto Cortázar, y las de Tori Pounds. El primero estacionado en una estética abstracta, bordeando lo irreconocible, pero que invariablemente habla sobre el origen y la creación de la figura, del ser humano, del universo. La segunda explorando el romance en lo cotidiano y en la escena mundana inmediatamente discernible; a veces figurado, otras escenificado. Y sin embargo, al colocar las piezas de ambos uno al lado de la otra, se percibe un equilibrio difícil de describir: el descubrimiento de un improbable diálogo. Es tras el desvelar fortuito de dicho hallazgo que nos hacemos conscientes de la complicidad que comparten las obras de estos 22 artistas. La atracción entre polos opuestos se marca evidente en unos, mientras que en otros, se percibe una transición que viaja de lo real a lo imaginario, y nos permite recorrer, por de los cuartos de este espacio y a manera elíptica, una evolución que evidencia que es a través de la narrativa y la temática, que encontramos coincidencias entre las obras de todos ellos. El amor, la pérdida, la esperanza, el miedo, la vulnerabilidad. Estos temas universales entretejen la narrativa de esta exhibición, y nos dejan ver que al final, todos estos artistas hablan sobre lo mismo, aquello que habita entre el plano terrenal del efímero día a día, y el plano celestial de lo mágico y abstracto: la existencia del ser. Nosotros mismos. La respuesta, quizá, a la última pregunta del significado de la vida: el arte.
Texto de Carlos Algara (Director de Art House)